A través
de los años, se ha visto que la concepción que tienen las personas sobre los
tatuajes cambia de acuerdo con la época o la cultura en la que se situé. Hace
unos años los tatuajes estaban relacionados con rebeldes, prisioneros, entre
otros, pero ahora en el siglo XXI la concepción de los mismos ha tenido un
cambio drástico, convirtiéndolos en un sector muy influyente en la industria
estética, ya que se ha convertido en una forma de arte y decoración personal, así
como una cultura misma. Por esta razón, el valor económico del tatuaje varía dependiendo
de distintos factores. Cifras muestran que sólo en Estados Unidos el 21% de la
población tiene un tatuaje, esto ha generado que el negocio crezca con unas ganancias
mayores a 2.300 millones de dólares al año y con más de 15.000 estudios de
tatuajes en todo el país[1].
Lo
anterior permite ver que la producción de tatuajes se ha convertido en todo un
arte, razón por la cual, personas de diferentes edades y partes del mundo buscan
ser tatuadas por tatuadores que se han convertido en celebridades, gracias a
sus innovadores diseños y tácticas. De esta manera, vemos que los tatuadores son
considerados artistas, donde el valor económico del tatuaje se determina de una
manera similar al de una obra de arte. Se estima que el salario por hora de un
tatuador está entre los 80 y los 350 dólares, dependiendo de la fama del mismo.
Como se mencionó
anteriormente, existen varios factores que influyen a la hora de determinar el
precio de un tatuaje. El primer factor influyente es la “fama” del tatuador. Al
igual que un artista, el reconocimiento del tatuador está determinado por un
concenso social, de ahí que entre más personas se sientan identificadas con el
estilo y la manera en la que logre expresar una idea. Por consiguiente, se
presupone que el talento se puede medir en términos monetartios, y que en la
mayoría de los casos, donde el tatuador intercambia su talento por dinero, hace
que el arte se pueda valorar de una manera material en un mercado: la oferta
conformada por tatuadores que buscan ganancias, y la demanda por parte del
público que desea apropiarse de obras exlusivas. El segundo factor que influye
la valoración económica es la aglomeración o concentración de reconocidos
tatuadores en un lugar específico. Ciudades como Miami y Nueva York se han
convertido en destinos populares para tatuarse, debido a la gran cantidad de
estudios donde trabajan célebres artistas. Un ejemplo de ello es el programa de
televisión Miami Ink, en el cual las personas aceptan pagar unos altos precios
a cambio de una obra única de Ami James o Chris Nuñez. Estos tatuadores han
aprovechado el reconocimiento para abrir lineas de ropa, bares, vinilos para
carros, vendiendo su talento con un reconocido nombre.
En
adicción, otro factor que varia el precio es la superficie del tatuaje, es
decir, se establece el precio por el tamaño (centímetro), el tipo de técnica, y
la parte del cuerpo donde se hace el tatuaje. Cuando se hace referencia a tipo
de técnica, quiere decir que el precio depende tanto del tamaño del tatuaje,
como de la complejidad del detalle. En cuanto a la parte del cuerpo, hay zonas
donde se debe tener mayor cuidado si pasan venas importantes, así como el
cuello, o es más incómodo para el tatuador donde la piel es diferente a causa
de los huesos que estén siendo cubiertos, tales como las rodillas o codos los
cuales tienen una piel aspera y resistente que no permite la penetración de la
tinta y la aguja.
Por último, los
costos de los materiales también influyen a la hora de establecer el precio. El
local, los salarios, las máquinas y las agujas que deben ser nuevas para cada
tatuaje. Entre estos, el factor más importante puede ser los colores que se
utilicen. Se debe tener en cuenta la diferencia de precios entre los colores,
ya que los colores básicos o primarios como el negro, blanco, amarillo, azul y
rojo son los más económicos, a diferencia de los otros tonos que se deben hacer
mezclando los básicos. Para resumir, se muestra que el valor económico de los
tatuajes no puede ser estandar, puesto que aunque los costos de producción sí
son fijos, tales como el color o la maquinaria, es el talento y la valoración
del tatuador la que determina el precio.
[1]Artículo, Los tatuajes: La Industria Multimillonaria.
Octubre de 2012. Disponible en : http://www.cubadebate.cu/noticias/2012/10/18/los-tatuajes-una-industria-multimillonaria/#.Ux-2Lvl5NGN
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